Cuando un hijo llega siempre hay un impacto en la vida familiar. Desde el nacimiento hasta la adolescencia se presentan situaciones estresantes como la pérdida del sueño, aumento de las necesidades económicas y emocionales, ajustes en la vida laboral, inseguridad ante el desempeño como padres, problemas de comunicación entre las generaciones, influencia de los medios, riesgos de drogas, embarazos, y muchas más. Por lo tanto, es indispensable para la buena salud emocional y física de la familia, que estas situaciones estresantes sean manejadas inteligentemente,
Algo que se puede hacer es establecer ciertas pautas o normas familiares que deberían ser seguidas por todos los integrantes, entre ellas, respetar las diferencias de cada quien; expresar serenamente las opiniones; hablarse sin gritos, manipulaciones ni chantajes; evitar los mensajes impulsivos e hirientes que suelen generarse en momentos de tensión y aprender a negociar permitiendo que todos ganen, en resumen, aprender a comunicarse, esto creará ambientes más equilibrados y mantendrá alejado el estrés de la familia.
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